
Recuerdo cuando la moda me importaba mucho más; o al menos cuando me importaba de otra manera. A los 15 años volvía corriendo a casa para descubrir qué se había presentado esa mañana en París; a los 23 lo admito, conozco las colecciones tarde y casi siempre de casualidad. Sin embargo, de aquella en cierto modo guiaba mis gustos por lo que se imponía, y ahora (al menos) siento que soy yo quien al cien por cien los guía.
Madurar también era esto.
.
.





Apenas acaba agosto ya deseo que sea diciembre; definitivamente soy chica de abrigos, y con gorro funciono mejor. A diferencia de otros años en los que esta época consistía en únicamente una larga y ansiosa cuenta atrás para Navidad, 2015 me ha enseñado a disfrutar de ese otro gran mes llamado octubre: con su luz, sus colores, su vida, y hasta sus primeras tormentas.
He estado tomando muchas notas en estas últimas semanas, y aunque este año prometí que participaría, Inktober se me ha vuelto a quedar atrás. Igual que los labios rojos, que tras muchas pruebas no logran cruzar la puerta y acaban vistiendo siempre el clásico Stone de Mac. Este mes quienes sí han cobrado protagonismo han sido mis nuevas gafas color tarde de otoño que el mensajero trajo a casa antes de que una hoja llegase del todo a caer. De Firmoo, por si interesa; y en una funda preciosa, como si dudasen que me fueran a gustar. Pero si algo no cambia ni aunque el termómetro marque menos tres son las piedras a mi cuello. Y es que si me pasa como a Alicia*, qué bien seguir teniendo algún resquicio de como era cuando me levanté.
*I know who I was when I got up this morning, but I think I must have been changed several times since then.

MOLESKINE art sketchbook
FIRMOO tortoise glasses
ZARA layered necklaces
L'OREAL PARIS color riche serum S502

Podría pasarme horas alabando a Internet; pero sin duda acabaría concluyendo que es la gente que hay detrás la que lo hace tan increible. Y no, no hablo en esta ocasión exactamente de redes sociales, aunque sí del carácter social de mostrar al mundo lo que haces a través de una pantalla. Porque evidentemente lo hay, y digamos que la globalización también iba de esto.
Ni existen distancias, ni se sienten fronteras: hace unos días descubrí que alguien en Australia estaba creando algo con ilusión, y vaya, no me digáis que parándoos a pensar no resulta maravilloso. Jean Jack es un proyecto que pretende dar vida a lo que han querido denominar como ALLWEAR, una expresiva -y artística- reinvención de los clásicos chubasqueros. Por el momento han creado tres modelos de chaquetas unisex con originales estampados pero, como tanto otros, han tenido que recurrir a una campaña a través de Kickstarter para lograr hacerlo realidad. Aún hay tiempo hasta el día 2 de julio para apadrinar la idea y conseguir una de las prendas a precio reducido, y es que ¿acaso no son también estas cosas las que hacen de Internet algo genial?
"No rules, and no bounds; expression is your identity no matter wind, rain or shine".



*Éste es un granito de arena, no un post patrocinado.

Aunque aún en construcción, no puedo no empezar hablando del lavado de cara que le estoy dando al blog. Llevaba ya un tiempo pensando en modernizar la plantilla, pero el hecho de tirar por tierra todo mi trabajo en la anterior retrasaba el momento del cambio. Mis objetivos principales para este nuevo diseño eran crear un espacio más limpio, más funcional, más facilmente navegable, y por otro lado que el blog luciese bien desde un smartphone, pues yo misma es así como suelo, y cada vez más, leer contenido. Creo haberlo conseguido, y espero que a vosotros también os guste el resultado.
En cuanto a mi wishlist para este mes que comienza:
Recuerdo que cuando empecé a escribir aquí, allá por 2008, me emocionaba sobremanera la llegaba de la temporada de fashion weeks. También recuerdo que posiblemente de las "high five" que seguía al dedillo, -Madrid, NY, Londres, Paris, Milán-, la neoyorkina era la cita que menos llamaba mi atención, por no decir que, en ocasiones, me resultaba un verdadero coñazo. Es curioso como años después me he encontrado con que algunos de mis diseñadores favoritos presentan allí sus propuestas. A lo mejor hacerse mayor era esto.
Aquí lo más bonito que he visto en esta edición:







Nada de en la madrugada en sí, cuando realmente se viven las
galas de cine es, en efecto, en las peluquerías de barrio al despertar. Porque,
¿acaso algo nos gusta más que criticar o aplaudir –aunque para qué engañarnos, especialmente
lo primero- lo que eligen las celebrities para asistir a tales eventos? Por
supuesto que no.
Realmente he de admitir que mi interés desmedido por la ‘época
de premios’ reside de hecho en los premios en sí, (en thenebulosegirl.com os lo
demuestro cada año) pero aquí yo he venido a tratar de moda, y hoy
especialmente quiero que vengamos todos a soñar.
Pongamos que por algún inesperado giro de los acontecimientos nuestro nombre acaba figurando en la lista de invitados de los Oscars. Pongamos que hemos de decidir vestido, y pongamos que, por qué no, hemos de elegir también pareja. He dicho que hemos venido a soñar, os lo recuerdo; ya que, la verdad, mentiría si dijese que mi cosa favorita de una alfombra roja es un Valentino y no Michael Fassbender de traje.

Toda crítica va, o al menos debería ir, acompañada de un ¿lo haría yo mejor? Y en la mayoría de los casos no me cabe duda de que en absoluto, pero en mi cabeza me gusta pensar que vestiría un Elie Saab rojo que iluminó Paris en
la temporada 2013, que le copiaría el peinado a Emma Stone y que optaría por olvidar
los excesivos complementos en casa. Para ellos, y para mi gusto, mejor pajarita (granate) que corbata y, como sería de esperar, vestidos a medida tras pasarse por el atelier de Tom Ford o desde casa con Blackpier a través de su tienda online; pues si no luego pasa como con los bajos del pantalón de Clooney en los Golden Globes y ni siendo George se arregla. Que ya es decir.
Porque si algo hemos aprendido en todos nuestros años de expertas comentadoras
de galas en la red social de la vida es que ni todo vale ni la elegancia va de la mano del precio.
Y es que chicos, volviendo a la realidad, ni nosotras lo tenemos tan complicado para estar monas ni vosotros tan inaccesible para llevarnos a cenar, como si fuera difícil encontrar camisas de cuadros a medida en Madrid. Espero que estéis tomando nota.